jueves, 7 de agosto de 2008

Los Perritos de Francis Langford


                                              Los Perritos de Francis Langford



Era 1965, yo tenia 12 años. Era verano en Mallorca y me había enrolado en un yate de un magnate americano llamado Ralph Evinrude. Hombre inmensamente rico, dueño de los motores fueraborda Evinrude y Johnson. Era gordito y sonreía casi siempre. Estaba casado con la famosísima actriz Francis Langford.
De joven me pasaba el día en el Real Club Náutico de Palma; mi sueño era ser capitán de yate cuando fuera mayor. Era verano y mi Madre me dejaba libre, así no estorbaba su circuito social con los demás jubilados extranjeros con quienes se juntaba a las 10 de la mañana para empezar las rondas de gin-tonic y quien sabe que más cosas. Mi hermano tenia otros intereses; fumando su chocolate con sus amigos hippies de aquella época.

Un buen día estaba yo en el club náutico y entraba un super yate a atracar. Enseguida se lleno el portalón, que no todos los días venia un yate tan magnifico, todo resplandeciente y brillante, la bandera americana meneándose en la brisa mediterránea. En aquellos días, todo AMERICANO era merecedor del máximo respeto: era la época del complejo de inferioridad Española, cosa que todavía existe, y sino ,veremos que pasa en el próximo mundial de fútbol, ja ja.
Había expectación y con maniobras expertos, los crew-members lograron atar los cabos y bajar la escalerilla, tomando contacto con Mallorca. Estaba el cónsul de EEUU, Tumi Bestard con su séquito esperando los ilustres visitantes; Ralph Evinrude y Francis Langford. Me fije que en una esquina había un Lincoln de color negro, una limusina llevado por un hombre simpático, de ecuador, chófer del señor Evinrude, que se pasaba el verano siguiendo el yate en sus travesías por Europa...

No voy a largar demasiado. Para resumir, acabé haciendo amistad con el Capitán del yate, y para mi sorpresa me ofrecieron un sueldo de 800 dolares/mes para acompañarles en su ruta veraniega como acompañante personal del Sr. Evinrude. Mi Madre, por sorpresa, permitió que me fuera con ellos y este fue mi primer trabajo con sueldo. Era irónico que a los 12 años mi sueldo superaba la de media España....era como cobrar hoy 10,000 euros mensuales, lo juro.
La señora, Francis Langford era una egoísta borracha que pasaba los días quejándose y viendo sus pelicular en su cabina de super lujo. No hablaba a los tripulantes y en cuanto a mi ni puta caso. Yo tampoco entendía de estas cosas y la verdad es que me ocupaba del Señor, que en el fondo, ya te digo, era como un niño riquísimo y hasta divertido cuando ella no estaba cerca. Cuando estaban juntos siempre discutían y ella gritaba, insultando y despreciando absolutamente todo.

Zarpamos un buen día de Mallorca y recorrimos la costa brava, luego Mónaco donde mi tarea era cuidar de los hijos Alberto y Carolina. Eran jovencísimos, unos muchachos callados y mimados y distantes. Donde íbamos había la prensa y televisiones mundiales siguiendo nuestros pasos. Era, supongo, equivalente a ser el niñero de los hijos de Tom Cruise hoy en día.
El crucero continuo y acabamos en el puerto de Napoles. La señora tenia dos perros que era sus únicos amigos; para ella no existía más que sus dos perros caniche. Da la casualidad que ambos perros llevaban collares de diamantes y tenían un veterinario a bordo dedicado a ellos por orden de la señora. Uno de mis tareas era pasear los perros y un día hice amistad con un señor pobre que venia al puerto para aprovechar los grifos de agua potable que allí se encontraban. Venia los pobres a ducharse; había una pobreza acojo nante y me acuerdo que entonces me daba vergüenza disponer de tanto cuando tantos disponían de nada.

Este señor tenia la mujer enferma en casa con cáncer terminal. Me explico que su señora era amante de los animales. Me preguntó si podía llevar los perros, diciéndome que seguramente la alegría la ayudaría a curarse.

Yo dije que si y se fue con los caniches con sus collares de diamantes incrustados. Quedamos para el día siguiente a las 9 a.m. y yo tan contento, volví al yate sin los perros.
Por la tarde, volvieron los señores de su tour y la señora me pregunto por los caniches. Le explique que se los había llevado prestado un señor amigo mio y que mañana volvería a traérmelos.
Yo era joven y inocente se ve. Me dejo verde, verdisimo, insultándome de una manera que jamás había conocido. Era una tormenta de ira y por poco creo que no me mata. Hasta el señor estaba perplejo por mi estupidez y entre lagrimas insistí que el hombre era bueno y que vendría.
Pasé la peor noche de mi corta vida. De repente me di cuenta que aparentemente no todo el mundo era bueno y que quizás tenia razón la Francis; que yo era el idiota más grande en el faz de la tierra.

En el cubierto del yate Chanticleer al día siguiente había expectación. Se aproximaba las 9 am y no se veía llegar el señor. La señora Langford me miraba con verdadero asco. Me habían hecho la maleta y me mandaban a Mallorca; mi futuro era desolador y yo sin embargo tenia confianza de que el señor pobre no me iba a fallar. Pasaban los minutos y cada vez notaba la tensión crecer.
De pronto, entre la multitud de pobres que se acercaban al muelle a lavarse, apareció mi amigo con los dos caniches, provistos de sus collares de diamante. Venia sonriendo, moviendo los brazos y haciendo gestos de importante entre tanta pobreza.

Salí corriendo a su encuentro y nos abrazamos. Me dio las gracias y dijo que su señora había disfrutado ayer por la noche de los perros y que se encontraba animada gracias a ello. Había como un respiro de alivio a bordo del yate y la señora, sin decirle nada al señor, cojio sus perros y se fue a su cabina, dejando una nube de insultos...

Pero aprendí una cosa...hay gente honrada, de palabra, y no se ve por sus riquezas, sino por su honradez. No tiene nada que ver con estatus, ni poder.
En un momento le pregunte porque venia 10 minutos tarde. Y me contesto, " Mi señora ha muerto esta mañana. He venido a entregar los perros y ahora voy al tanatorio, siento la tardanza."

5 comentarios:

acolomar dijo...

Hey Provo, are you sure you didn't make this one up? Sounds like one of those bullshit parables they used to tell me in Sunday school as a kid. :-)

Peace bro.
T.

Paul W. Provo dijo...

No Toni dear friend....no bullshit, absolute truth buddy...i have lived a very very interesting and rich life of multi-experiences which i treasure and like to share, that´s all.
Sunday school ? Me ????

Unknown dijo...

Que buena esta historia!!!
Carmen y Enzo

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

muy buena historia paul!me sorprendes cada dia que pasa..saludos!

carlos